¡Tengo que seguir!
Si uno aspira a ser pastor o líder en una iglesia, tiene que estar dispuesto a ir adelante y saber que pueden venir momentos en que, aun los que amamos, no nos entenderán. Es que para ser siervo de Dios hay que estar dispuesto a ir a la cruz. Si se desea ser siervo del Altísimo, hay que estar listo para derramar hasta la última gota de sangre. Aun cuando suceda lo peor, ¡tú tienes que seguir!