¡Te lo digo de pastor a pastor!
Por Nicolás Duarte Anaya, pastor principal de Iglesia Cristiana Confraternidad Toscana en Medellín Colombia.
Pastorear es un trabajo duro, una tarea que requiere de la guía del Señor, la devoción de la lectura y buenos libros que se conviertan en nuestros verdaderos amigos.
En el ejercicio de esta ardua labor, acompañada de la docencia y la formación de líderes, he encontrado buenos materiales que por su importancia y ayuda al nuevo enfoque ministerial quiero compartir con usted. En este caso hago mención particular del libro: El enrejado y la vid. Este es un tomo que todo pastor debe tener y leer, como dice un amigo: “¿Cómo te lo digo para que no lo olvides?”
En el enrejado y la vid, Colin Marshall y Tony Payne proponen un nuevo enfoque al ministerio: “Hacer y desarrollar discípulos”. Así que, el enfoque debe ser en las personas y no en las estructuras eclesiales, sin desconocer las juntas, el activismo religioso y los programas. Más bien el enrejado debe ser el soporte de la vid, contribuyendo en el desarrollo de las personas como tal.
El pastor debe invertir mayor tiempo en la formación de las personas que sean discípulos hacedores de discípulos y las actividades deben fortalecer el desarrollo de la vida de las personas, pero sabiendo que el crecimiento lo da el Señor.
En la actualidad muchos pastores e iglesias se enfocan en buscar cuál es la verdadera misión de la iglesia, y hace más de dos mil años el Señor estableció la tarea suprema de la iglesia hacer discípulos. Así que, los autores antes mencionados nos ayudan a reenfocarnos en la verdadera tarea que nosotros los pastores debemos desarrollar, el crecimiento de las personas como tal, un crecimiento integral.
Ahora bien, hacer discípulos es un mandato imperativo para todo creyente, no solo para los pastores, es una responsabilidad de todo el que conoce a Cristo a través del evangelio.
Los autores nos llevan a enfocarnos en nuevos cambios en nuestra manera de hacer iglesia, discípulos, buscando la verdadera proyección eclesial. Dentro de los cambios radicales que nos presentan están:
Enfocarnos en las personas, en vez de llevar a cabo programas.
Preparar a las personas, en vez de llevar a cabo eventos.
Desarrollar a las personas, en vez de usarlas.
Capacitar a nuevos trabajadores, en vez de llenar vacantes.
Ayudar a las personas a avanzar, en vez de solucionar problemas.
Desarrollar liderazgo de equipo, en vez de aferrarse a los pastores ordenados.
Forjar sociedades pastorales, en vez de concentrarse en la estructura política de la iglesia.
Establecer sistemas locales de capacitación, en vez de depender de otras instituciones dedicadas a ella.
Apuntar a una expansión a largo plazo, en vez de concentrarnos en las presiones inmediatas.
Ocuparse del ministerio, en vez de en la administración.
11. Buscar el crecimiento del evangelio, en vez del crecimiento de la iglesia.
Los pastores debemos tener un plan de capacitación dirigido a los discípulos que formen discípulos, ya que todos debemos ser viñadores y capacitadores, pues la tarea de la multiplicación debe ser de todo creyente y no solo de un equipo. Claro está debemos capacitar a los discípulos para que ellos puedan realizar su tarea, que tiene que ver con impartir doctrina y vida, en otras palabras en formación, en cambio de mentalidad, pero también en carácter, siendo posible solo por medio de las Escrituras.
Los autores planten que el crecimiento del evangelio se da en la vida de las personas, no en las estructuras de la iglesia (página 94).
Uno de los capítulos que más impacto mi vida fue el octavo ¿Por qué el sermón del domingo es necesario pero no suficiente? Los autores nos hablan de los diferentes modelos pastorales que se han dado pero también nos reenfoca en esta honrosa labor. Ellos señalan que un modelo es el pastor como clericó proveedor de servicios, acostumbrando a la congregación a una absoluta dependencia, siendo ellos así solo una feligresía consumid adora de servicios religiosos. De igual forma, Colin Marshall y Tony Payne nos hablan del pastor que actúa como mero gerente general encargado solo de impartir órdenes, pero pocón pocón huelen a ovejas. Y Por último, plantean el modelo pastoral como capacitador, es quien ha sido llamado con el fin de contribuir en la formación de personas que se convierten en colaboradores de los misterios de Dios. La comunidad se convierte en una verdadera reunión de discípulos que hacen discípulos guiados por el Señor, con el fin de compartir las buenas nuevas de Salvación con otros, contribuir en la capacitación de ellos de tal manera que puedan ser discípulos maduros en la fe. Siendo así, no serán discípulos espectadores esperando consumir el producto eclesial si no que de acuerdo a sus dones, capacidades serán instrumentos de bendición para la vida de otros discípulos.
El enrejado y la vid nos ayuda a comprender que es necesario volver a las Escrituras de manera que todos podamos hacer discípulos y a la manera de Cristo y no ser agentes pasivos dentro de la congregación. Ahora bien, el ministerio no solo se mide por el crecimiento cuantitativo sino también por el aspecto cualitativo de manera que podamos crecer en fe, amor y esperanza. Muchas veces perdemos el tiempo tratando de realizar una serie de actividades y programas que lo que hacen es entretener a la gente perdiendo el verdadero propósito para el cual el Señor estableció a la iglesia: Hacer Discípulos.
Los autores nos llevan a ser conscientes de nuestra labor de tal manera que podamos capacitar a los colaboradores y así no perdamos el enfoque central de la tarea suprema de la iglesia.
Por último, es bueno aclarar que los autores no están en contra del enrejado o soporte pero este debe ser evaluado de tal manera que no impida el desarrollo o crecimiento de la vid, en este caso los nuevos discípulos.
Apreciado pastor que el Señor bendiga su vida, familia y ministerio, espero que la lectura de este libro pueda edificar su vida y reenfocar su ministerio. Para concluir quiero decirles que Marshall y Payne quieren llevarnos a reenfocar lo que es verdaderamente nuestra labor ministerial. Las Estructuras no hacen crecer el ministerio.