Hacia resultados que permanecen
En la historia de la iglesia nos encontramos muchas pautas que ayudan tener resultados más duraderas en evangelismo.
La mayoría de los programas evangelísticos logran «manifestaciones de fe», pero son pocos los que terminan como miembros activos de la iglesia. En las campañas evangelísticas hay iglesias que reciben cientos de tarjetas donde no queda ni una sola persona; en cambio, otros logran involucrar un buen grupo. ¿Cuáles son los factores que determinan la diferencia?
En varios programas (algunos muy publicitados aún) no sólo no ha habido ganancia sino que se ha disminuido la tasa normal de crecimiento de las iglesias involucradas, ¿por qué? Algunos echan la culpa a las iglesias de que “no saben trabajar ni aprovechar los resultados de las campañas”, otros culpan a la metodología de las campañas en sí y con ello justifican el no querer involucrarse.
Sin embargo, Dios ha usado las reuniones evangelísticas en todos los tiempos como medio de atraer a muchos a la salvación. En la historia de la iglesia nos encontramos muchas pautas y principios acerca de qué son las cosas que ayudan a capitalizar los resultados de los programas evangelísticos o viceversa. Se ha dicho que quien no aprende de la historia está condenado a repetir sus errores. Evitemos ese error; si somos sabios, buscaremos entender los principios y pautas que han afectado los resultados en el pasado y los aplicaremos a nuestro trabajo. Un detenerse en los caminos y preguntar por las sendas antiguas nos vendría muy bien, como dice en Jeremías 6.16
EL PROBLEMA DE LAS METAS
Tenemos problemas para alcanzar la meta propuesta y rara vez la superamos. La iglesia del barrio San Marcos se propuso la meta de ganar a 100 personas para Cristo en el año. Su meta era aparentemente clara, pero en la práctica no tanto. Oraron y trabajaron; al finalizar el año comprobaron que unas 100 personas habían hecho decisión en los distintos programas evangelísticos. Sin embargo, casi ninguno de los nuevos estaban en la iglesia. En un sentido, podemos decir que lograron su meta, pero por otro se puede decir que fracasaron profundamente; su meta era incorrecta, más aun: imprecisa. Cuando la meta es sólo lograr decisiones hay una baja incorporación de nuevos a la iglesia.
Piense en el término “conservar”; eso nos habla de mantener, de congelar, de guardar; no nos habla de desarrollar o formar. Hacemos conservas de fruta para usarlas más adelante, lo mantenemos en el mismo estado. Así también, pretendemos hacer “conservas” de personas en vez de desarrollarlos y llevarlos a la madurez. Tanto la decisión como la permanencia deben ser vistas sólo como pasos en un largo camino. El nacimiento de un hijo es de gran alegría para los padres, sin embargo sólo es el inicio de varios años de duro trabajo para llevarlo a la madurez. Si los padres se conforman con el nacimiento, sin preocuparse de su desarrollo, no llegará lejos el niño. De la misma manera, cuando la iglesia ve la decisión como el fin y no como un paso en el largo camino, terminan con pocos resultados.
Pablo tuvo la meta clara de “presentar a cada hombre perfecto en Cristo”. El dice “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.” (Col. 1.28,29). Pablo veía al evangelismo, (“anunciamos”) sólo como un paso en el proceso. Su fin era “presentar perfecto” en Cristo Jesús a todo hombre. ¿Cuál es tu fin? Si es menos que esto será una obra incompleta.
LA IMPORTANCIA DEL PREEVANGELISMO
La preparación de la tierra aumenta la cosecha. Cuando 3.000 se convirtieron en Hechos 3 (y después miles más), algo importante había sucedido previamente: la tierra, en la mayoría de ellos, había sido bien preparada. Piense en ellos: esperaban al Mesías, casi todos conocían las Escrituras y muchos habían escuchado a Juan el Bautista. Seguramente, cientos de ellos habían visto, escuchado y tal vez conversado con Jesús. No pocos de ellos estuvieron allí mismo en Jerusalén, en fiestas previas, cuando Jesús ministraba públicamente.
La tierra buena que resulta en mucho fruto generalmente está preparada. Recuerdo al “Plan Rosario”, un programa evangelístico llevado en la ciudad Argentina de Rosario (Santa Fe) que dio tantos resultados, con gente convirtiéndose aun antes de la campaña. Los hermanos de allí se preocuparon en preparar a la gente con literatura y reuniones caseras, antes de la campaña.
La Iglesia Evangélica Peruana tuvo su crecimiento inicial a través de la distribución del periódico El Heraldo, por Juan Ritchie, en 1911. Docenas de personas respondieron pidiendo más literatura y consejo espiritual. Después, Juan Ritchie visitaba los pueblos donde el periódico había llegado y lo invitaban. El enseñaba la Biblia sin organizar cultos formales. Animaba a la gente a que siguieran como grupo lector de la Biblia, de literatura devocional y a que oraran juntos. Poco a poco estos grupos se iban solidificando y transformándose en iglesias. La Librería e Imprenta El Inca comenzado por Ritchie produjo material para llenar el hambre espiritual de las multitudes, e ir formando un pueblo con conocimiento espiritual. En 1930 ya había 70 iglesias con más de 1.400 miembros y ha seguido creciendo hasta el día de hoy. La preparación de la tierra a través de la literatura había dado grandes resultados.
Personalmente he encontrado muy eficaz dar a personas como regalo el Evangelio de San Juan en una primera visita a su casa, el cual se puede comprar de la Sociedad Bíblica. En una segunda y más visitas, «contestar preguntas» a cerca de lo que han leído. En esta forma en el pasado he podido comenzar estudios en la casa de personas que nunca entrarían en una de nuestras iglesias. El usar un Nuevo Testamento de una versión fácil de leer, como, Traducción en Lenguaje Actual ayuda a que personas puedan entender el mensaje.
EL PECADO, LA OFERTA Y EL RELLENO
La presentación del mensaje y el proceso de decisión afectan la conversión. Jorge Whitfield predicaba sobre el pecado y la gracia de Dios con tanto poder que la gente lloraba y clamaba a Dios para salvación de sus pecados y de la condenación. Sus reuniones al aire libre atraían a multitudes; según sus propios enemigos, asistían entre 10 y 40 mil personas regularmente, con un promedio de 2 a 5 reuniones por día. Miles se convertían con vidas profundamente cambiadas, y con decisiones que permanecían.
Whitfield no tenía un evangelio de oferta, con el pecado “azucarado” ni con música que “preparara” a la gente emocionalmente. El se levantaba a las 5 de la mañana para orar y meditar en las Escrituras. Después salía a predicar contra el pecado humano y proclamar las buenas noticias de lo que Cristo había hecho; lo hacía en palabras sencillas para que el pueblo entendiera. Los resultados eran asombrosos.
Hoy rellenamos con programas, música, ofertas, etc. Sin la falta de poder de convicción del Espíritu Santo de pecado, justicia y juicio. Necesitamos entender primeramente que Jesucristo vino para salvarnos de nuestros pecados, y que las otras cosas son secundarias.
LOS CREYENTES PREPARADOS EDIFICAN EL CUERPO.
Es el conjunto de los santos lo que hace la obra del ministerio (Ef. 4.12). Las personas que llegan a Cristo necesitan de personas que las aconsejen, que las discipulen y las adopten como a hijos espirituales. Es cierto que algunos pocos crecen sin ayuda de los creyentes; sin embargo, el plan de Dios es obrar a través de las personas, no a pesar de ellas. Jesús invirtió 3+ años preparando los hombres que después podrían discipular, enseñar y llevar adelante la obra.
El evangelista puede llevar la gente a Cristo, pero después es necesario que muchos sean preparados para acompañar a los nuevos creyentes hacia la madurez espiritual. El pastor y el evangelista sabio preparan a la gente para la tarea noble del discipulado. Es difícil que el pastor sin la ayuda de otros. pueda hacer todas estas tareas.
En nuestra iglesia en un barrio pobre de Boulogne, Don Francisco, un Boliviano, con solo una educación de tercer año, enseñaba el curso de Vida Abundante de Sean a todos los nuevos creyentes, los cuales eran sus vecinos. Dios lo usó mucho porque el sabia comunicar mejor a sus pares que nosotros que teníamos más educación y llegaban a él para hacer sus preguntas.
LA CONSTANCIA DEL DISCIPULADOR
El nuevo se descarrila y hay que ir a buscarlo seguido. Entonces, es vital la preparación de gente que no sólo busca, sino que re-busca al nuevo creyente. Jesús tuvo que hacer eso varias veces con los suyos. Si Él no hubiera insistido en buscarlos, a más de uno los hubiera perdido. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino”, es una realidad en la práctica. Muchas iglesias esperan que la gente venga sola y que después, si se apartan, vuelvan solos. Quienes aprendieron a visitar al nuevo creyente con constancia han encontrado más permanencia de los recién convertidos. Aprendemos a dejar el noventa y nueve para buscar a una oveja perdida.
Muchos han cambiado la “Gran Comisión” en la “Gran Omisión”, porque han cambiado el “id” (la responsabilidad sobre la iglesia) por el “vengan”. La orden es “ir”, sin embargo es mucho más cómodo que los otros “vengan” a nosotros. Y cuando no vienen, decimos que son “perezosos”, o que realmente “no se han convertido”, o que “aman el mundo”, etc. ¡Qué forma fácil de lavarse las manos!
SOBRE EL HIERRO CALIENTE…
En la iglesia de Pueblo Libre, del movimiento “Lima al Encuentro con Dios” de la Alianza Cristiana y Misionera en Perú, con una membresía de más de 3.000, han observado un principio importante: Docenas de personas toman decisiones casi todas las semanas. Regularmente hacen una recepción especial donde invitan a todos los nuevos creyentes. Arriba del 60% de los que toman decisiones vienen a la recepción cuando se hace dentro de una semana o menos de las campañas, en cambio cuando pasa un mes o más entre el momento de decisión y la reunión especial, los que asisten son menos del 25%. Es que el nuevo creyente necesita atención inmediata. La Cruzada Estudiantil para Cristo (CRU) adiestraba a sus obreros sobre la base de que adentro de las 48 horas posteriores a una decisión había que tener la primera reunión de seguimiento con el recién convertido. La confirmación rápida inmediatamente después de las decisiones, es vital para dar continuidad al nuevo creyente.
LAS CLASES SOLIDIFICAN LAS DECISIONES TOMADAS
La Iglesia Cuadrangular en Guayaquil, Ecuador, tuvo una campaña en el año 1962 que cambió su historia. Cada noche, de las 6 semanas de campana, se convertían muchas personas. En función de los buenos frutos, los organizadores decidieron comenzar el programa de cada noche con una clase bíblica sobre la vida cristiana, especialmente para preparar a los convertidos de las noches anteriores para el bautismo. Muchos de los asistentes en esta forma recibieron una base amplia. El resultado fue que 1.500 nuevos creyentes fueron bautizados en Guayaquil al finalizar la campaña (al comenzar la campaña eran 30 miembros). La capilla era insuficiente y debieron organizar ocho nuevas iglesias.
El recién convertido tiene hambre de aprender, de entender, de hacer. Hay que aprovechar los primeras semanas para acentuar una base sólida para el resto de sus vidas. Estas clases deben incluir doctrina básica, enseñanza práctica sobre la vida cristiana y una apologética básica que capacite al nuevo para defender su nueva fe. Estas clases son más eficaces cuando incluyen la oportunidad de discusión y contestación de preguntas.
APUNTAR A LA FAMILIA
Cuando la iglesia busca alcanzar al círculo familiar y a los amigos, no sólo a una persona, se fortalece al nuevo creyente. En México, gané para el Señor a un estudiante llamado Oscar. Inmediatamente hicimos los arreglos de visitarlo en su casa para una primera cita de discipulado y para conocer su familia, quienes eran bien religiosos. Cuando fui a su casa. Osear me presentó a su abuela, a su madre, sus hermanos y varios primos. Los invité a acompañamos en un estudio sobre qué significa conocer a Jesucristo y comenzamos un estudio bíblico en su casa; uno por uno se fueron entregando al Señor, finalmente toda la familia fue ganada para Cristo. Nunca hubieran ido a una iglesia, pero como familia estuvieron contentos estudiando San Juan juntos.
Los padres temen a lo desconocido y los amigos se burlan o menosprecian, pero cuando nos acercamos a ellos, en muchas ocasiones los alcanzamos también a ellos. Además, cuando el ambiente natural de una persona apoya la decisión y conversión y no pelea contra ella, es más probable que la persona siga adelante.
EL ACONSEJAMIENTO
La mayoría de las personas se acercan al Salvador porque tienen algún problema, aflicción o necesidad profunda que las lleva en búsqueda de una solución. Cuando escuchan el mensaje responden pensando que eso resolverá sus problemas. Si encuentran que el tiempo va pasando y la solución de su problema no llega, tienden a abandonar. Aquí es donde nosotros necesitamos ser sabios y aconsejar debidamente para solucionar los problemas fundamentales.
El borracho cuya esposa acepta al Señor, no necesariamente deja de golpear a su esposa porque ella haya recibido a Cristo. El que está en una crisis financiera, no paga automáticamente todas sus deudas, por más que haya casos en que sí. Muchos problemas no se resuelven sólo porque alguien recibió a Cristo, se necesita trabajar en ellos. Entonces, es vital que las personas nuevas reciban el consejo y sean guiados a una comprensión de cómo Dios obra o puede obrar en su situación.
ALIMENTO
Los mensajes alimenticios atraen y solidifican a las decisiones. Quienes han aprendido el poder de la predicación, encontraron que sus mensajes forman una parte importante en la solidificación de los nuevos creyentes. Como decíamos antes, el nuevo creyente desea aprender; al mismo tiempo, le cuesta entender muchas cosas de la Biblia. Busca con ansias el escuchar a los que realmente le dan entendimiento.
Muchas personas abandonan los lugares donde no escuchan más que las mismas exhortaciones domingo tras domingo. Y no sólo ellos se desilusionan, sino que no invitan a sus amigos y familiares por vergüenza o para no exponerlos al aburrimiento. Tal vez, uno de los pecados más serios que un pastor puede practicar es el dar mensajes aburridos y sin contenido. Generalmente, la oveja va a donde le dan comida.
LOS GRUPOS PEQUEÑOS
En estos tiempos de varias iglesias grandes, se habla mucho de los pequeños grupos, y es que es un buen método tanto para evangelizar como para edificar. Un grupo, para ser útil, necesita tres factores fundamentales, como mínimo: debe ser estable (contacto regular con las mismas personas). Debe haber interacción (necesita haber conversación, discusión y relación entre las personas). Debe ser dirigido por seres humanos, no por una grabación o un video de youtube. (ellos pueden inspirar y dar información pero no amar o interactuar).
Todo pastor habla de la importancia de “congregarse” y usan el versículo de Hebreos 10.24,25 como la base bíblica. Sin embargo, en muchas iglesias no han practicado realmente estos versículos. El énfasis allí es que cada uno debe ser involucrado en una interacción con otros activamente: “considerémonos unos a otros para estimularlos al amor y a las buenas obras…exhortándonos…” Esto no ocurre en una iglesia grande, en un culto regular; sólo uno o dos exhortan y estimulan a todos. Es de suma importancia, que las iglesias se valgan de grupos pequeños como la iglesia en Hechos. La gente allí se reunía regularmente en las casas y crecían. Los resultados más duraderos que nosotros hemos tenido en nuestra iglesia han salido de grupos pequeños. Los grupos que más crecimiento han producido son los que han sido estables, donde hay interacción sobre la Biblia, la vida práctica y oración. Mientras más significativo es el grupo para ellos, más crecen.
Es un gran error dar una prédica o dictar una clase a un grupo pequeno, debe haber interacción y participación.
TRABAJO DURO
Sí, ya sé que no estoy facilitando la tarea sino agrandándola, pero ésa es la misión que el Señor nos ha encomendado. Como apuntó alguien, el único lugar en donde, éxito viene antes del trabajo es en el diccionario, porque en todas las situaciones es necesario el trabajo y la dedicación para conseguir los propósitos propuestos.
Pocas cosas son tan remarcadas en la Biblia como la necesidad de ser diligentes y esforzados en nuestros ministerios, y es en la fidelidad diligente, en la fidelidad sacrificada cuando el Señor dice: “Bien, buen siervo y fiel…”
¡Adelante, entonces, con la tarea!
Por Randall Wittig
Usado con permiso. Apuntes Pastorales, Volumen VI – Número 2
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