No Puedo Mas Con Los Celos
Por Mercedes Wittig
Quiero tocar un tema que es bien susceptible y que hace y ha hecho mucho daño a nuestra sociedad. Los Celos han sido y serán un tema del que hay mucho de que hablar, ya que son muchas las formas en que se presentan.
Estaré refiriendo específicamente a los celos que se dan entre parejas. La mayoría de las mujeres somos celosas por naturaleza, aunque podría haber muchas excepciones.
Hace años tuve el privilegio de escuchar el testimonio de una pareja, Marcia y Roberto. Ya en ese momento habían superado la prueba y habían sido invitados a compartir su testimonio.
Marcia comenzó la historia y en algunas pocas ocasiones, Roberto sólo interrumpió para corregir un poco algunos de los hechos. Marcia decía que su esposo siempre fue un joven guapo, simpático, lleno de energía y muy servicial, esto le hacía ganar el favor de muchas personas, por no decir de muchas mujeres. Siempre estaba rodeado de ellas, quienes le contaban sus historias personales; porque además de las cualidades antes mencionadas, también sabía escuchar a otros.
Sin embargo tenía un defecto, él se empeñaba en ganar el corazón de ellas y les ayudaba en lo que podía. Además de eso, Roberto era un observador de ellas y le gustaba saber lo que pensaban, a través de mirarlas profundamente. Según Marcia cuando lo encaraba, él le decía, ¿porque tienes celos? Yo no tengo ningún interés en ellas, pero lamentablemente ellas malinterpretaban su mirada profunda, por algún interés emocional por ellas.
Además decía Marcia que dondequiera que iban, Roberto siempre buscaba allí a una persona a quien mirar a los ojos, y eso hacía que la persona observada sentía la mirada y correspondía con otra mirada, y que miradas iban y miradas venían, lo cual a Marcia le parecía incorrecto e incómodo. Al mismo tiempo el dolor y la mala interpretación comenzaba en su mente y en su corazón, lógicamente el conflicto entre ellos no se dejaba esperar.
Con lágrimas en sus ojos, contaba ella, que había luchado mucho con ese sentimiento, y que en una ocasión asistió a un grupo pequeño de mujeres en el que fue abordado el tema de los celos en la pareja.
Marcia comentó que había expresado su problema en la reunión y que varias de las asistentes le comenzaron a dar algunos consejos. Una mujer mayor, con mucha experiencia le dijo: lee Fil.4:8. Alguien más le había dicho: “¿Piensa que es lo peor que te puede pasar si Roberto se enamora de otra persona.?” Otra de las asistentes le comentó que ella atravesaba el mismo problema y le comentó lo siguiente: “yo lo he resuelto entre nosotros, hemos llegado a un acuerdo y este es: que cuando él esté rodeado de mujeres y yo esté fuera del círculo, me ponga en un lugar en donde él me pueda ver y comenzamos a jugar entre nosotros, el como diciéndome, viste que guapo soy y yo diciéndole que bueno que eres mi esposo u otro tipo de juegos similares, al final su atención está en mi y no en todas las mujeres que lo rodean”, etc..
Marcia continuó diciendo… fui a mi casa con todos los consejos que escuché, los cuales eran buenos, porque venían de personas cristianas y que habían estado pasando la misma circunstancia que yo. Quiero decirles que al analizar una y otra vez los comentarios, comencé a leer y a analizar el pasaje de Filip.4:8, que dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
De manera especial ese versículo, me ha resultado maravilloso y sanador. Me hacía pensar lo que tenía que hacer en el momento de la crisis. Y aún cuando seguía luchando en mi interior, con la ayuda del Señor y el deseo de ser mejor sigo adelante. Y allí terminó ella de narrar con tanta emoción, y Ricardo quien estuvo escuchando lo que ella decía solo asentía con la cabeza en señal de aprobación.
Me pareció interesante su caso, y al final de la reunión la abordé y le pedí que me contara más como había trabajado con su problema, porque me gustaría poder ayudar a otras personas que han lidiado con esta misma situación por años. Hablamos por un largo rato.
Les comparto un consejo que ella recomendó que le había ayudado mucho: Una amiga de ella que era psicóloga le dijo que escribiera toda la problemática de lo que había pasado y como ella se había sentido y como se sentía ahora. Que escribiera todo con mucho detalle de lo que ella recordaba, porque eso era lo que le había causado dolor y lágrimas.
Ella siguiendo el consejo, escribió todo lo que la preocupaba, lo que sentía, lo que pensaba, lo que le dolía, la ansiedad que todo esto le había causado. En oración, con su escrito en sus manos le pidió al Señor con todo su ser y con lágrimas en sus ojos que le ayudara a ser mejor, que ella sola no podía, que en realidad ella dejaba el problema en sus manos y que ella haría todo lo que estuviera de su parte para ser mejor. Y en efecto dijo que las cosas comenzaron a cambiar,
Me compartió, que ella ya no se quejaba tanto como antes y que cada vez iban disminuyendo y disminuyendo las críticas y reclamos a su esposo. Me dijo que ahora, las cosas caminaban mucho mejor y que sus hijos ahora disfrutaban de una vida mas tranquila.
Hay muchas mujeres que luchan con este problema. Solo quiero reafirmar algunas de los consejos que ayudaron a Marcia y agregar algunas otras sugerencias que le podrían ayudar a resolver su problema:
Ore a su Padre Celestial, expóngale sus sentimientos y deje que Él le hable y le ayude a sobrellevar su carga, tal como Marcia lo hizo. El Señor escucha los gemidos de las personas que sufren y las ayuda.
Mateo 11:28 dice “Venid a mi todos lo que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar.”
Él quiere llevar nuestras cargas, si nosotros se lo permitimos. Muchas veces pesan demasiado y nosotros no podemos con ellas.
Sufrimos, lloramos, nos estresamos pero, nos cuesta mucho voltear nuestro rostro hacia el Señor y decirle: «Señor, no puedo sola, si tu no me ayudas mi espíritu desfallece, aquí te dejo mi carga… voy a descansar en Ti.» Si usted hace esto con honestidad y con el deseo de cambiar no tenga dudas que Él hará ligera su carga y usted podrá respirar nuevamente la libertad que busca.
2. Hable claramente con su esposo, expóngale su problema, sin gritar, sino hablen como dos personas adultas y maduras.
Trate de explicarle sus sentimientos lo mas claro posible y con amor.
Dígale lo que usted ha observado de parte de otras mujeres y de él.
Dígale que es muy triste sentirse irrespetada por la persona que ama.
Hágale saber el dolor que usted siente.
Sea firme, no deje que las lágrimas la hagan parecer culpable, defienda su causa y sobre todo no permita que la otra persona trate de transferirle a usted la culpa.
Es importante hablar. Lamentablemente las mujeres creemos que por la forma de actuar, nuestros esposos, van a saber como nos duele tal o cual actitud que observamos. Creo es bueno tomar valor y con la ayuda de Dios hablar con franqueza, aún cuando su esposo le diga “ya venís otra vez con lo mismo”, él va a poder observar que esta vez es diferente, que usted está trabajando en su problema y que quiere cambiar porque en realidad lo ama. Pídale que le ayude a cambiar y dígale de que forma él puede hacerlo, de acuerdo a lo que usted ha observado de él.
Trate de ser realista con lo que ve, las mujeres muchas veces vemos lo que queremos ver y hacemos un elefante de una pulga. No parta con la primera idea en su cabeza, analice la circunstancias y piense en lo bueno, en lo amable en lo justo en lo mejor, etc..
Muchas veces ya estamos pre-juiciadas o todavía peor estamos cargando con los fantasmas del pasado. Probablemente usted ha sufrido abandono de otras personas u otras situaciones difíciles de manejar, resultando en que ha quedado atascada en el pasado y piensa que también su esposo, a quien ama tanto, también la abandonará.
2. Creo podría ser de mucha utilidad el que analice cuantas veces en el libro de Proverbios se menciona a la mujer rencillosa, esa mujer que siempre está fastidiando con lo mismo, (la cual ya no quiere ser). Y solo me referiré a Prov. 19.13B “Una esposa que busca pleitos es tan molesta como una gotera continua” (NTV) y a Prov. 14:1 que dice “La mujer sabia construye su casa’ la necia, con sus propias manos la destruye.”
Estos proverbios nos ayudan a reflexionar, nos ayudan a tratar de ser diferentes, a pensar que clase de mujeres queremos ser y que clase de hogar queremos tener. ¿Queremos que nuestro hogar sea un pedacito de cielo en donde toda la familia disfruta estar? ¿o un infierno en donde hasta las pulgas del perro se quieren ir? ¿Queremos ser sabias y construir un lindo hogar o necias y destruirlo?.
3. Muchas veces la solución esta en nuestras manos. Les invito a analizarse y a tomar la decisión de ser sabias y tener un hogar que sea un oasis en medio de un mundo hostil. El tiempo de vida en este mundo es muy corto para desperdiciarlo viviendo tristes y atormentadas. El Señor Jesús vino para darnos Libertad.
4. Antes de tomar decisiones drásticas, busque ayuda de consejeros cristianos, que con la ayuda de Dios la escucharan y tratarán de darle consejos mas adecuados a su situación en particular.
5. Y por último si su esposo es una persona irrespetuosa y en su presencia coquetea con otras personas, la maltrata, la abusa, y de paso la quiere hacer sentir culpable, busque ayuda policial. Sus hijos están en peligro y sobre todo están siendo formados para seguir la cadena de maltratar en el futuro a la que será su esposa.
Querida amiga, solo me queda desearle, que estos consejos le ayuden a ser mejor, a sentirse mejor, a sentirse libre y sobre todo, a saber que tiene un Dios todopoderoso que vela por usted.
El Señor la ama tanto que quiere ayudarla en su dificultad. Ponga el problema en sus manos, confíe en Él, trabaje en ser mejor cada día, y espere en lo que solo Él puede hacer.
Mujer, ¡tu puedes!
Mercedes Wittig